La rebelión de las masas 2.0. Crowdsourcing en tres actos

La rebelión de las masas 2.0. Crowdsourcing en tres actos

La rebelión de las masas 2.0. Crowdsourcing en tres actos

Ortega y Gasset comenzó a publicar “La rebelión de las masas” como un conjunto de artículos en el diario El Sol en 1929. La rebelión de las masas nos habla de ese hombre-masa, cómodo en la mediocridad de la multitud. ¿Es esa multitud hoy el crowdsourcing?

Crowdsourcing es un tipo de innovación abierta donde el servicio, una vez dividido en tareas, es conformado por “populosas” fuentes, a través de una convocatoria abierta. Suena a éxito por su capacidad de generar rendimiento, al entregar una demanda finita a una oferta ilimitada; suena a fracaso por su incapacidad de gobernar esa oferta en forma de masa informe.

Bebiendo de aquí y allá (como el crowdsourcing), propongo tres muestras de realidad, a la manera de tres actos teatrales, que nos permitirán obtener una imagen de los retos a los que se enfrenta el crowdsourcing; retos a solventar en un corolario, que siempre suena a campo florido.

Acto I: TED naufraga en las fuentes populosas

TED (Technology, Entertainment, Design) es una organización que da cauce a las “ideas dignas de difundir (Ideas Worth Spreading). Para ello organiza su congreso anual  (TED Conference) y sus charlas (TED Talks). En 2009 la organización decidió abrir sus puertas, permitiendo que cualquiera, en cualquier lugar, pudiera gestionar conferencias de forma local bajo la marca TED (TEDx; por ejemplo: TEDxMadrid). En pocos años, un populoso ejército de voluntarios creó más de 5000 eventos TEDx en más de 130 países sin apenas inversión para TED. Todo un éxito del crowdsourcing.

Pero dos eventos TEDx han dañado su aventura de éxito y credibilidad: TED ha difundido ideas cuya dignidad de difusión está en entredicho.

En el evento TEDxCharlotte de 2010 se presentó la ponencia “Vortex-Based Mathematics”. El joven y animoso ponente, Randy Powell , asegura conocer el origen de la energía perpetua, capaz de ofrecer energía sin límite al mundo. Todo se reduce a una especie de lazo geométrico de 8 vértices, inscrito en una circunferencia. Asignando números  a los vértices y aplicando una simple secuencia de cálculo, el clarividente científico ofrece la llave para una fuente de energía ilimitada y no contaminante. Discurso de crecepelo aderezado con palabras científicas.

La ponencia pasó inadvertida hasta la primavera 2012, cuando un famoso bloguero científico la descubrió y la dio a conocer como ejemplo de pseudociencia de mercadillo. En pocos meses la noticia trascendió por las redes, mientras la imagen de TED se reducía con la misma energía sin límite que proclamaba la teoría del “Vortex-Based Mathematics”. TEDxCharlotte eliminó el video de su página web en octubre, pero no lo pudo eliminar de la red, y todavía hoy podemos encontrar un registro del espectáculo científico-circense en Youtube.

Pero la cosecha de éxitos no terminó con este evento matemático. En diciembre de 2012 se celebró el evento TEDxValenciaWomen. En él se presentaron ponencias sobre el calentamiento de cristales o la psicoaromaterapia egipcia. El poco rigor de tales conceptos, que se mueven por el mundo del espiritismo curandero, levantó una nueva polvareda de críticas sobre el poco valor de las conferencias de TEDx.

Dos eventos TEDx han dañado su aventura de éxito y credibilidad: TED ha difundido ideas cuya dignidad de difusión está en entredicho.

TED basó su despliegue mundial en el crowdsourcing. De otra forma habría sido imposible hacerlo tan rápido y tan barato. Desde 1984 ha venido ofreciendo conferencias de gran calidad, con ponentes imponentes. En algo menos de 30 años se ha creado una imagen de solvencia intelectual; ha bastado un año para decir que sus ideas ya no merecen la pena.

Acto II: ¿Dónde está el poder de los poderosos?

En marzo de este año el escritor Moisen Naim publicó el libro “The end of power”. En él establece que el poder se ha vuelto más fácil de obtener, más difícil de usar y mucho más fácil de perder. Lo vemos en presidentes de gobierno, con un Obama incapaz de acotar el derecho a las armas, o en una Italia ingobernable; en directores de organizaciones, presionados por los mercados y por unos clientes exigentes, bien informados y conectados por las redes sociales; en un Papa que abdica; o en ejércitos sustentados por la más alta tecnología, pero acorralados por armas caseras. El poder ya no está concentrado, está desubicado, o cuando menos, distribuido.

Según el autor, esta situación responde a la existencia de tres revoluciones simultáneas: la Revolución del Más, porque hay más gente, más sana, más informada y más formada capaz de responder a cualquier poder; la Revolución de la Movilidad, donde las personas, los productos y el dinero son el paradigma del móvil perpetuo, y con ellos las ideas como semilla de cualquier contestación; finalmente, la Revolución de la Mentalidad, una mejor formación y una mayor movilidad han llevado a extender una idea de consenso sobre la importancia de las libertadas individuales, el derecho a la igualdad y el rechazo al autoritarismo.

Estas tres revoluciones juntas han arrumbado al poder. En palabras del autor: “la Revolución del Más ayuda a asediar las barreras [del poder], la Revolución de la Movilidad les ayuda a rodearlas y la Revolución de la Mentalidad las socava”.

Quizá el error consista en confundir autoritarismo con todo tipo de poder; quizá en ejercer todo tipo de poder sin liderazgo.

Volviendo al acto primero, la imagen de TED, que era su poder, se ha visto erosionado por unos pocos sin apenas poder. Si cualquier poderoso hoy en día se encuentra amenazado por una masa revolucionada, recurrir al crowdsourcing parece un suicidio. Es entregar las armas al que sin armas ya presenta batalla.

Acto III: Rendimiento y salud

Dentro de esa Revolución de la Mentalidad existe el consenso, quizá tácito, sobre la necesidad de atender no sólo a las métricas de rendimiento (p.e. EBITDA, precio de la acción) para construir una organización de éxito.

Esta idea no es nueva. Kaplan y Norton ya hablaron de las otras dimensiones para crear un cuadro de mando balanceado, y no sólo focalizado (ofuscado) en métricas financieras. Recientemente, Scott Keller y Colin Price, senior partners de McKinsey proponen “la gran idea” en su libro “Beyond Performance: How Great Organizations Build Ultimate Competitive Advantage”: una organización debe vigilar su rendimiento y su salud. Por salud entienden “la habilidad de la organización para alinear, ejecutar y renovarse más rápido que los competidores de tal forma que puedan sostener el rendimiento en el tiempo”. Bonitas palabras de consultor, que dicen poco por decir lo evidente.

La idea no sé si es grande, pero sí es simple. Al menos conocida, pero reconozco que no siempre atendida. Una organización no debe centrarse sólo en éxito financiero, también debe pensar en las capacidades intangibles de su organización: crecimiento de sus empleados, creación de una cultura adecuada, capacidad de desarrollo, implicación en una visión de futuro. Es la vieja idea de Juvenal de mens sana in corpore sano.

Hoy en día esta idea nos suena a Lean, como conjunción de técnicas para mejorar el rendimiento a la vez que se crea una cultura específica de organización, una nueva mentalidad, donde, por ejemplo, el jefe ya no es el que manda (como vimos en el Acto II), sino el que lidera.

Una organización no debe centrarse sólo en éxito financiero, también debe pensar en las capacidades intangibles de su organización

Corolario: Líderes de la multitud

“Con las lluvias del abril y el sol de mayo

algunas hojas verdes le han salido”;

dice el poeta a un olmo viejo. Este corolario también ofrece renovada vida al crowdsourcing.

El crowdsourcing se sumerge en el actual paradigma de pérdida de poder. Entrega el poder a aquellos sobre los cuales apenas se tiene influencia. En el acto III vemos que el desarrollo sostenido de una organización sólo se encuentra en el correcto equilibrio entre rendimiento y salud. Este pequeño teatro de realidad nos ofrece las claves iniciales para una gestión del sourcing, que se resumen en dos puntos en busca de tal equilibrio:

  • Innovación abierta no significa que todo sea abierto: las organizaciones deben saber distinguir entre aquello es abierto y aquello que no lo es. La innovación abierta debe conjugarse con los espacios acotados. TED dispone de espacios en innovación abierta (crowdsourcing) como son los TEDx, pero también de eventos cerrados como son las conferencias anuales TED Conference. Apple dispone una plataforma cerrada sobre la que cualquiera (crowdsourcing) puede crear sus aplicaciones móviles. Orientarse a la innovación abierta implica definir con claridad la estrategia de qué será abierto y qué no, sin miedo a pensar que lo cerrado es políticamente incorrecto (evitando la Revolución de la Mentalidad).
  • Compartir objetivos. Como elemento para crear esa “salud” en una organización que excede sus límites habituales al incorporar la innovación abierta, y en particular el crowdsourcing. Ya no es posible recurrir a los incentivos basados en transacciones económicas, válidos para relaciones contractuales; se deben compartir los objetivos. Ante los lamentables eventos de TED, la organización publicó una carta en su página web (en definitiva a su comunidad de crowdsourcing) en la  que expresaba que la misión de TED era “su” misión de ellos. La aspiración de dar cauce a “ideas dignas de difundir” era la misión de todos aquellos que participaban en TED. Por ello les ofrecía directrices para distinguir aquellas ideas dignas de las indignas. TED “compartió” sus objetivos, creó esa mente sana en su cuerpo sano.

Esta publicación, “Leaners”, es otro ejemplo de crowdsourcing al alimentarse de distintas fuentes. Su éxito será mayor o menor, pero sí tengo claro que sus escritores y lectores saben de ese “algo” que distingue a Leaners de otras publicaciones, quizá todavía sin definir exactamente, pero cuya presencia se nota. De alguna forma está consiguiendo compartir ese objetivo que la define.

Una rebelión de masas no es una masa revolucionada, en su sentido de descontrolada. Es una masa motivada, preparada para la acción. A comienzos del siglo pasado Ortega y Gasset nos hablaba del hombre-masa como aquel cuya vida carece de proyectos, porque se siente dentro de la masa y ahí se encuentra cómodo. El crowdsourcing recurre a la masa y extrae de ella todo su potencial cuando le ofrece sentido; el sentido que da el compartir un proyecto.

Publicado en Leaners Magazine, nº 2, Reinventing Innovation, pp 18-20

 

Lean IT: una futura Tecnología delgada y valerosa

Lean IT: una futura Tecnología delgada y valerosa

Lean IT: una futura Tecnología delgada y valerosa

En 1866 Manet pintó «El pífano» inspirado en el cuadro de Velázquez «Pablo de Valladolid» (1635). Manet supo innovar al incorporar colores vivos. Innovación que no supo entender la crítica y la obra fue rechazada por el jurado del Salón de París de ese mismo año. El CIO de hoy en día debe también innovar y elegir entre liderar la nueva TI o ser un gestor compras tecnológicas.

Las turbulencias creadas por las TI están arrollando a las propias TI. La ley de Moore (sobre la duplicidad de la potencia de cálculo de circuitos integrados cada 18 meses) ha venido siendo el paradigma del éxito de la TI, de su rutilante y arrolladora evolución. Y en su camino hacia la cumbre, las TI se han visto deslumbradas y atropelladas por sí mismas. Unas TI cada vez más pequeñas, más rápidas, más potentes, más ubicuas… y más baratas. Por desgracia, se confunde valor con precio, y el futuro de las TI se aprecia incierto.

La tecnología ha dejado de ser un arma competitiva y va camino de convertirse en una utilidad. Si quiere continuar siendo una ventaja competitiva debe ser valiente para ser valiosa; valiente para saber dónde se encuentra la esencia de su valor y actuar para adelgazar y despojarse de todo aquello que ya no le sirve: estructuras, responsabilidades y procesos redundantes, ineficiencias, métricas ineficaces. “Lean IT” puede ayudar a la TI a ubicarse con solvencia en su futuro más inmediato.

Por desgracia, se confunde valor con precio, y el futuro de las TI se aprecia incierto

Un cierto futuro incierto

Según Gartner, para el 2015 el 10% de los “amigos” en línea serán no humanos (internet de las cosas) y el 90% de las organizaciones soportarán aplicaciones corporativas en dispositivos personales. Esto significa que las TI serán relevantes. Tanto, que el 20% de las 500 primeras compañías globales no TI se convertirán en proveedores de servicios TI en red. Es decir, la función TI tendrá nuevos competidores. Las TI serán relevantes, pero no podemos decir lo mismo de la función TI.

La Coporate Executive Board (CEB) describe cinco grandes cambios para futura función TI:

  1. La información por encima de los procesos: el acento se encontrará más en la gestión de la información que en la propia tecnología. La existencia de la computación en la nube llevará a no tener una ventaja competitiva por disponer de una u otra tecnología. La tecnología ya no deberá ajustarse a los procesos de negocio, porque ésta será estándar. El valor diferencial de una compañía radicará en cómo gestiona y explota su información.
  2. La TI embebida en los servicios de negocio: la función TI tienen solape de capacidades. Por ejemplo: análisis estratégico, gestión de proyectos o diseño de procesos son capacidades (actividades) que también se encuentran en el resto de la organización. Por otro lado, la TI genera un resultado (servicio tecnológico) que finalmente controla otra unidad de negocio. Esto lleva a plantear una TI dentro de una organización única de servicios compartidos.
  3. Entrega externalizada de servicios: tendencia que se incrementa debido a los servicios en la nube. Esto significa que los roles de TI pasarán de ser gestores de tecnología a agentes (‘broker’) tecnológicos, buscando siempre el mejor proveedor para un servicio dado.

  1. Mayor responsabilidad del negocio en la tecnología: cada vez la tecnología es más fácil de utilizar y se encuentra en todas partes; esto hace que sea menos necesaria una función específica para la gestión de la tecnología o que ésta deba ejercer un control central. Últimamente Google permite que cada empleado utilice su propio ordenador o dispositivo móvil para trabajar. La función TI está perdiendo su rol de emisor de directrices tecnológicas.
  2. Disminución del rol de la TI en solitario: la función TI dejará de ser un departamento distinguible dentro de la organización. Parte de la función TI pasará a ser responsabilidad de las unidades de negocio, con el fin de tener todo el control sobre el servicio (con gran componente tecnológica) que ofrecen a sus clientes. Otra parte será externalizada. La parte remanente quedará embebida en una especie de grupo de servicios compartidos, donde se ofrecerán capacidades organizativas tales como la definición estratégica, la gestión de riesgos, la gestión de proyectos o el soporte a los usuarios. El papel del CIO pasará a liderar tal grupo o a ser mero gestor de la adquisición e integración tecnológica.

Éste es el futuro universo de las TI. La solución para la función TI no es cambiarlo, sino adaptarse para poder seguir ofreciendo valor en él. Lean IT puede ayudar.

Una TI ajustada con Lean IT

Lean IT es la aplicación de los principios de Lean Manufacturing, Lean Services y Six Sigma para la gestión de los productos y servicios de TI. Lean IT no es una metodología, sino una forma de pensar y de actuar centrada en cuatro objetivos: la entrega de valor al cliente, la eliminación de desperdicios (complejidad, duplicidad de trabajo, transportes, esperas, etc.), la mejora continua y la existencia de una Dirección, no como cadena  de mando, sino como facilitadores para la realización de actividades de valor. Lean IT preserva el valor, con el mínimo trabajo.

Si la función de TI quiere sobrevivir a su futuro debe adoptar este pensamiento Lean. La función TI debe encarar su futuro adaptándose a los cinco cambios antes comentados, con el propósito de seguir ofreciendo valor dentro de ellos. Lean IT dispone de los medios para ello.

Nuestra visión de cómo aplicar Lean IT en una organización se desarrolla en base a cinco dimensiones: cliente, procesos, organización, rendimiento, y comportamiento y actitud. Seguidamente veremos cómo abordar el futuro de la función TI, desde una perspectiva Lean, con acciones concretas en tales dimensiones.

El CIO deberá elegir entre liderar la nueva TI o ser un gestor compras tecnológicas

  1. Cliente: el punto de partida de Lean IT es dejar en manos de éste la definición de qué es valor (la voz del cliente). El cliente debe ser el punto de partida. Dicha definición de valor tendrá una expresión particular dentro de cada cliente. No obstante, desde nuestro punto de vista, toda expresión de valor tendrá un denominador común: la información. El futuro de las TI estará más en la gestión de la información (del cliente), que en la gestión de la tecnología. Sólo será una actividad de valor, aquella que redunde en una mejor información para el cliente.
  2. Procesos: la función TI debe analizar con detalle sus procesos (de gestión y de tecnología) con el fin de identificar ineficiencias (‘value stream maping’). Deberá identificar y minimizar toda actividad que no conduzca a generar valor (desperdicios), entendiendo por valor, la entrega de la información que el cliente necesita.
  3. Organización: en los cincos cambios antes indicados ya se observa un cambio en la organización de la función TI: ésta se verá incluida en centros de servicios compartidos, y sus responsabilidades diluidas en el negocio. La visión Lean nos dice “ve y observa”; ve a los puestos de trabajo y observa lo que ocurre, abandona la soledad del despacho de dirección (conviértete en una Dirección visible). Este cambio de organización responde a tal hecho. El “puesto de trabajo” es el negocio, donde se trabaja con información. La función TI debe “ir” al puesto de trabajo (una TI visible) y observar lo que allí ocurre y se demanda (‘pull’). De una manera natural el negocio está pidiendo lo que Lean propone y la función TI del futuro no se puede resistir a ello, sino abordarlo con la inteligencia y las herramientas que propone Lean IT.
  4. Rendimiento: la función TI debe medir su rendimiento con un doble objetivo: (I) ofrecer información sobre la consecución del valor que ofrece (información), más que sobre la complejidad de sus sistemas; (II) intentar que su actividad carezca de picos y valles sustanciales (flujo continuo), es decir, facilitar una operación estable.
  5. Comportamiento y actitud: éste es el aspecto más complejo de bordar. Aquí radica el valor (esta vez por valentía) de la función TI que quiera afrontar su futuro. Lean IT habla de “preguntar 5 veces”, con el sano deseo de obtener la verdad, más que de buscar excusas; pensar que un problema (los cinco cambios comentados) son más bien una oportunidad de mejora; en resumen, buscar un diálogo abierto entre el negocio y la TI.

Antes indicábamos que el CIO deberá elegir entre liderar la nueva TI o ser un gestor compras tecnológicas. Para ello debe saber que un líder es aquel que influye para que se trabaje en la consecución de objetivos en pro del bien común. Lean IT ofrece las herramientas para ello. Pero el paso previo radica en que la propia función TI tenga el valor de querer soltar el lastre (adelgazar) de su pasado de orientación tecnológica.  El éxito de la futura función TI está menos en la gestión de la tecnología que en la gestión de la información.

Publicación en Silicon News

 

La cultura y las corrientes ocultas

La cultura y las corrientes ocultas

La cultura y las corrientes ocultas

En 1895 Fridtjof Nansen se dio cuenta que era imposible cumplir su objetivo de navegar sin gobierno, al albur de la naturaleza. Nansen fue un explorador noruego, famoso, entre otras hazañas, por intentar llegar al Polo Norte dejándose llevar por las corrientes submarinas que fluyen bajo la banquisa ártica. Para ello, en 1893 partió con rumbo norte a bordo de su barco Fram y a una latitud determinada se dejó atrapar por los hielos del círculo polar ártico. Nansen sabía de las corrientes marinas que fluyen de este a oeste y su idea era que éstas le llevaran hacia el desconocido Polo Norte. El resultado fue decepcionante: el barco apenas avanzaba o lo hacía de un modo errático y nunca terminaba de llegar a su objetivo. El 8 de abril de 1895 alcanzó la posición más septentrional jamás alcanzada hasta entonces, a ‘solo’ 364 km. del Polo Norte. Viendo el poco gobierno de su nave, tuvo que tomar su decisión más arriesgada: decidió abandonar el barco con su tripulación y continuar a pie, junto con un compañero, con trineos tirados por perros.

El avance por tracción canina tampoco fue muy meritorio, pues la distancia que recorrían se veía alterada y disminuida por el movimiento de la banquisa, a tenor de las corrientes submarinas. Abandonaron toda esperanza de alcanzar el Polo Norte y decidieron volver. La vuelta fue tan azarosa como la ida, digna de un aventurero como Nansen, pero me temo que no toca narrarla en este espacio. Tan sólo indicaremos, para sosiego del lector, que Nansen consiguió volver a su Noruega natal hacia agosto de 1896.

Nansen se propuso un objetivo y para ello estableció como gobierno el dejarse llevar por las corrientes ocultas y submarinas de la banquisa ártica. Corrientes que no se ‘ven’ pero que se ‘sienten’, pues es claramente observable cómo un barco avanza en una dirección u otra. La cultura de una organización es similar: no se sabe de nadie que haya ‘visto’ una cultura, en su aspecto conceptual, pero todos somos conscientes de sus manifestaciones.

Hablamos de la cultura de una organización. Y entendemos como tal el conjunto de valores y creencias que derivan en formas, modelos o patrones a través de los cuales se establece el comportamiento de las personas en dicha organización. Dicho de modo claro: la cultura nos ‘dice’ cómo debemos comportarnos en una sociedad u organización; por ejemplo, la cultura occidental nos dice que al conocer a una persona hay que darle la mano.

Lo relevante de la cultura es que ésta siempre existe, aunque no hagamos nada por que exista.

Lo relevante de la cultura es que ésta siempre existe, aunque no hagamos nada por que exista. Y lo dramático es que, existiendo, no la vemos directamente, como no vemos las corrientes submarinas, pero sí vemos sus manifestaciones y sus resultados: que no llegamos al Polo Norte. Y en este punto crucial radica la clave de muchos fracasos en el ámbito del gobierno de las organizaciones, ya sea gobierno corporativo o gobierno de las Tecnologías de la Información (TI).

El buen gobernante no sólo debe saber de la existencia de una cultura o culturas en su organización, sino que debe trabajar activamente para crear y asegurar una determinada cultura en su organización. Nansen sabía de las corrientes ocultas bajo la banquisa ártica, sabía que existía una ‘cultura’, pero se dejó llevar por tal ‘cultura’, no ejerció una actividad de gobierno; o bien, como dijimos, su decisión de gobierno fue ponerse en manos de tales corrientes ocultas. Fracasó.

El buen gobernante debe trabajar activamente para crear y asegurar una determinada cultura en su organización

Desde el gobierno se deben establecer los mecanismos de liderazgo adecuados que ayuden a crear y mantener una determinada cultura: en esta frase, la palabra más importante es liderazgo, cuestión que no siempre se atiende de manera adecuada, y que se sustituye por mando. Mediante dicho liderazgo se deben crear los valores y creencias que devienen en una cultura determinada. Los valores y creencias determinan la forma de ver la realidad y cada organización tiene una forma de ver la realidad, aunque ella no lo sepa.

Se debe disponer de un liderazgo que, tras determinar qué valores y creencias quiere establecer, sea el primero en manifestar su compromiso con ellos, tanto en palabras (declaración de intenciones) como con hechos (más difícil). De esta forma, se crea una ‘corriente’, y se pueden observar sus manifestaciones a través de los hechos. Los miembros de la organización verán que el liderazgo es sincero y verdadero, o de lo contrario nunca lo asumirán como algo suyo. Una vez establecida una cultura, desde el gobierno queda la responsabilidad de asegurar que ésta se mantiene. Esto se consigue mediante la monitorización. Un buen gobierno debe disponer de los mecanismos de seguimiento que detecten posibles alteraciones de la cultura establecida; el amago de posibles nuevas corrientes ocultas que vayan contra la primera. Para ello, los elementos culturales se deben definir de manera clara y tangible, al menos en aspectos relevantes.

Dada la importancia creciente de las tecnologías de la información (TI) y su impacto en el negocio, éstas se deben dirigir desde un gobierno específico: el gobierno de las TI. Este gobierno de las TI debe conocer cuál es la cultura de la corporación y determinar si dicha cultura se traslada a la función de TI o si existen otras culturas perjudiciales. Es decir, debe realizar principalmente una labor de monitorización. De no tener una cultura ‘alineada’ con la cultura corporativa, es entonces cuando el gobierno de las TI deberá crear dicha cultura en su organización de TI. A pesar de que la función de TI esté dentro de una organización superior con una cultura global, no es de extrañar que en ella exista una cultura particular: ello es debido a que las TI son portadoras de valores específicos (corrientes ocultas) los cuales no se ‘ven’, pero cuyas manifestaciones nos arrastran de manera inconsciente.

En descargo de Nansen podemos decir que sí tuvo una decisión de buen gobierno. Con el fin de que el barco Fram soportara las presiones de los hielos árticos, diseñó éste de una manera especial, con una estructura reforzada. Gracias a esta estructura, el barco resistió la fuerza del hielo, y toda la tripulación volvió a salvo a Noruega. La creación de estructuras es otra responsabilidad del gobierno, cuestión que podemos dejar para otra ocasión, según como nos vengan las corrientes.

Publicado en Capital Humano nº 240, pags. 78-81, febrero 2010

 

Una TI de cine

Una TI de cine

Una TI de cine

Los comienzos del cine tienen dos hechos curiosos. Pensamos que en los albores del celuloide, a finales del siglo XIX, sólo se hacían películas en blanco y negro y que el color vino mucho después. Pero no es así: algunas de las primeras películas de cine ya eran en color. Unos pocos meses después de que los célebres hermanos Lumière asombraran a un escaso público con la llegada de un tren, Edison presentó una breve película en la que la reconocida bailarina Annabel ejecutaba la llamada danza serpentina. Esta película tenía color.

Sin embargo, aquello no causó sensación. La razón era clara. Lo maravilloso del cine, lo que le hacía único y distinto de cualquier otro hecho cultural, era que representaba el movimiento. Mostrar colores no estaba mal, pero eso ya lo hacía la pintura. Por ver colores no se pagaba una entrada; ver el movimiento, sí tenía valor. Ésa es la esencia del cine: movimiento.

Hace unos meses se ha publicado una sorprendente encuesta de CIOnet reflejando las acciones que los CIO van a tomar en estos momentos tan apasionantes. Como cabía esperar, la reducción de costes es una prioridad inexcusable. Aquí se halla lo sorprendente. Con el fin de reducir los costes de las TI, la mayoría de los directores encuestados apuestan por acciones tales como revisar los contratos con proveedores o utilizar tecnología de comunicaciones que evite desplazamientos. Son como los colores en el cine: no está mal, pero eso ya lo hace cualquier departamento de soporte.

Si queremos sobrevivir como departamento de TI, tenemos que hacer cosas propias de la TI. Si hacemos lo mismo que hacen otros, nos verán como a otros. Si sólo llevamos a cabo acciones que puede hacer cualquier departamento de soporte, como es revisar los contratos con proveedores, se nos verá como a cualquier departamento de soporte. No se percibirá nuestro valor, porque así no lo tenemos, y en unos meses habrá un pliego de externalización.

¿Para qué sirven las TI? ¿Qué hace la función de TI que sólo ella haga? Mirando con detenimiento la esencia de su existencia, la función de TI tiene un doble cometido: asegura que los procesos de negocio actuales estén disponibles, y asegura que nuevas funcionalidades, o nuevos procesos de negocio estén disponibles cuando el negocio lo necesite. Esto es lo específico de las TI: esto es el movimiento en el cine.

El siguiente paso será medir este hecho único y propio de la TI para tenerlo controlado y determinar la eficacia de las acciones de mejora que se ejecuten en su favor. Por ejemplo, precisar el número de horas de productividad perdidas en el negocio por causa de un error en la TI. Reducir esta métrica significa disminuir costes de mantenimiento e incrementar la facturación del negocio. Por esto, el negocio sí paga una entrada para vernos.

De la misma forma que nos gusta más ver películas en color que en blanco y negro, además habrá que revisar los contratos con los proveedores. Pero esto será “además”. Si “sólo” nos dedicamos al color, es decir, a apretar a los proveedores, nadie verá nuestra diferencia con una hermosa pintura de un externo, que además es más barata.

El otro hecho curioso de los albores del cine radica en que en aquellos años el espectáculo no sólo era ver una cierta película, sino que incluso se enseñaba con emoción la tecnología que permitía tal maravilla, es decir: el proyector. Con el tiempo esa emoción ha desaparecido, y hoy en día nadie se asombra ante un cinematógrafo. Hagamos que no se pierda la emoción por la TI, a través de su único “movimiento”.

La TI tiene un doble cometido: asegura que los procesos de negocio actuales estén disponibles, y asegura que nuevas funcionalidades estén disponibles cuando el negocio lo necesite

Publicado en Computing, nº 609, 23 de septiembre de 2009

 

 

Los viajes de Marco Polo por la lejana TI

Los viajes de Marco Polo por la lejana TI

Los viajes de Marco Polo por la lejana TI

Hay quien asegura que Marco Polo, el mítico explorador veneciano del siglo XIII, nunca estuvo en la lejana y desconocida China. Quienes defienden tal proposición se encuentran lejos de toda sospecha de participar del insano pero habitual ejercicio de la ignorancia. En defensa de su argumento aducen que si que Marco Polo vio todo lo que relata en su “Libro de las Maravillas”, no se concibe que no haya mención alguna de la Gran Muralla. Dado que las historias del mercader veneciano ignoran tan sobrecogedora construcción, los sesudos investigadores concluyen que Marco Polo nunca estuvo en China y que no fue un viajero, sino un escritor de cuentos que dejó volar su imaginación al dictado de los rumores de la época.

Leyendo el último informe del IT Governance Institute sobre el estado global del Gobierno de las TI (2008) se puede observar un curioso resultado atendiendo a la pregunta de con qué frecuencia los temas de TI se incluyen en la agenda del Comité de Dirección. El 56% de los responsables de negocio aseguran que “siempre”, mientras que sólo el 25% de los CIO contrasta tal aseveración. Parece que uno de los dos no estuvo en el Comité de Dirección, como Marco Polo parece que no estuvo en China.

Trabajemos para que CIO y responsables de negocio no se enteren sólo de la mitad de las historias que se narran en el maravilloso Comité de Dirección

Bien pudiera ser que en el Comité de Dirección no se hablara de la TI. Pero los responsables de negocio, siendo conscientes del incesante rumor sobre el valor de la TI y de su aportación al negocio, no conciben que no se hable de asunto tan trascendente. Contestan que “siempre”, aunque no asistan al Comité; de igual forma que Marco Polo decía que había millones de pájaros en el lejano Oriente, dando pábulo a los rumores. O bien es el CIO quien no asiste al Comité de Dirección, y da carta de veracidad al proverbial rumor que denuesta al negocio por su escaso interés por la TI.

Yo, que todavía pienso en la bondad del ser humano, y en su deseo innato de alejarse del mal y la mentira, interpreto que ambos acuden al Comité de Dirección, pero hablan lenguas distintas; de ahí la discrepancia de resultados. Los responsables de negocio hablan de la TI desde su perspectiva de negocio, pero el CIO quizá no se percata de ello porque en ese momento no hablan de “sistemas”.

Marco Polo en su lecho de muerte defendía la veracidad de su viaje y aseguraba que sólo había contado la mitad de lo que había visto.

Publicado en Computing, Tribuna de opinión, No. 584, p. 6, 2009

 

Esto puede ser bueno para los tenderos

Esto puede ser bueno para los tenderos

Esto puede ser bueno para los tenderos

Una vez que Graham Bell patentó su teléfono en 1876, tuvo muchos problemas para vender su invento y hacer ver que aquello de transmitir la voz a través de un extraño artilugio era de utilidad. Por aquel entonces, los banqueros decían que tal ingenio bien podría servir para los tenderos, pero de muy poco a los banqueros. Por ello, la primera de red de teléfonos propiamente dicha vendría un año más tarde, enlazando cinco bancos. Dadas las reticencias de los banqueros a admitir en sus oficinas un aparato, para ellos, tan inservible, aquella primera red fue instalada gratuitamente, a modo de demostración, y por unas pocas semanas.

Actualmente se han olvidado aquellos comienzos tormentosos y la relación entre las TI y el sector financiero pasa por unos momentos de mayor dulzura. Según un informe de Quint [1], aproximadamente el 80% de las actividades de negocio de dicho sector tienen una relación directa con las TI. En España, el último informe “La Sociedad de la Información en España 2007” [2] de Telefónica, muestra que desde el año 2002, el 100% de las empresas del sector de servicios financieros y seguros tiene acceso a Internet.

En este artículo veremos cómo el Gobierno de la TI, a través de uno de sus elementos, el Cuadro de Mandos, puede hacer que las TI sigan siendo de interés para la banca (y no sólo para los tenderos).

El concepto de Gobierno de la TI

Que el Gobierno de la TI se llame “Gobierno” no es signo de barroquismo con ínfulas de grandeza. Tal nombre responde al hecho de que el Gobierno de la TI se encuentra dentro de lo que son las prácticas y regulaciones que conforman el Gobierno Corporativo de una empresa. Para entender cuáles son las “preocupaciones” del Gobierno de TI, podemos relacionar éstas con las “preocupaciones” de un Gobierno Corporativo (tabla 1 [3]).

Responsabilidades del Gobierno Corporativo Responsabilidades del Gobierno de TI
¿Cómo consiguen los accionistas que los directivos les devuelvan algo de beneficio?

¿Cómo se aseguran los accionistas que los directivos no malgastan el capital prestado en inversiones o proyectos deficitarios?

¿Cómo controlan los accionistas a los directivos?

¿Cómo consigue la alta dirección que el Director de TI y las TI les devuelva algo de valor de negocio?

¿Cómo se asegura la alta dirección que el Director de TI y las TI no malgasten el capital en inversiones o proyectos deficitarios?

¿Cómo controla la alta dirección  al Director de TI  y a las TI?

Tabla 1: El Gobierno Corporativo y el Gobierno de TI [3]

Sobre estas ideas podemos desarrollar el modelo de gobierno de Peterson. Según dicho autor [4], el Gobierno de la TI se concentra en el doble propósito de contribuir a la operación y rendimiento del negocio presente y transformar y posicionar la función de TI para alcanzar los retos futuros del negocio.

Para llevar a cabo esta misión, Peterson establece que un Gobierno de la TI debe implementarse según un conjunto de estructuras, procesos y mecanismos de relación. Por estructuras entiende la existencia de un conjunto de responsabilidades, tales como la dirección de la función de TI o los distintos comités de TI que puedan existir dentro del Consejo de Dirección. Con los procesos se refiere a las actividades para la toma de decisiones y la medida del rendimiento. Finalmente, los mecanismos de relación ponen de manifiesto la necesidad de incluir la participación de la función de TI en el negocio, la existencia de un diálogo estratégico, el aprendizaje compartido, o una comunicación adecuada. Un ejemplo de estructuras, procesos y mecanismos de relación los podemos ver en la tabla 2.

Estructuras Procesos Mecanismos de relación
Estructura de la organización de las TI

Director de TI en el Consejo de Dirección

Comités de dirección de TI

Cuadro de Mandos Integral para TI  (IT BSC)

Acuerdos de Nivel de Servicio

COBIT e ITIL

Modelos de madurez de Gobierno de TI

Participación activa de los principales implicados

Recompensa e incentivos por asociación negocio-TI

Comprensión compartida de los objetivos de negocio y TI

Resolución activa de conflictos (no eludir)

 

Tabla 2: Estructuras, procesos y mecanismos de relación para la implantación del Gobierno de TI [4]

Un cuadro de mandos para el sector financieros

Según la tabla anterior, el Cuadro de Mandos es una herramienta más dentro del Gobierno de la TI, que afecta principalmente al ámbito de los procesos. No obstante, tal y como lo definen sus creadores, Kaplan y Norton [5], el Cuadro de Mandos es una herramienta de gestión, de medida del rendimiento y de comunicación. Esto quiere decir que con un Cuadro de Mandos cubrimos los tres ámbitos antes descritos: estructuras, procesos y mecanismos de relación; sin perjuicio de que debamos además tomar más acciones concretas en cada ámbito respectivo.

Para desarrollar un Cuadro de Mandos en el sector financiero, partiremos de una estrategia de negocio y veremos cómo se puede traducir en una serie de objetivos de TI que afecten a las cuatro perspectivas de un Cuadro de Mandos.

Volviendo al último estudio de Telefónica sobre la Sociedad de la Información en España, el primer obstáculo para el comercio electrónico por Internet es la inseguridad (34% de respuestas). Esto nos puede servir de punto de apoyo para definir una posible estrategia de negocio de una empresa del sector financiero: “incrementar la seguridad de los servicios financieros que se ofrecen en el portal de Internet de la empresa”.

Para desarrollar el Cuadro de Mandos, utilizaremos el Cuadro de Mandos para la TI que define Van Grembergen [6], el cual, en esencia, es el propuesto por Kaplan y Norton, cambiando la orientación de la perspectiva financiera por contribución corporativa, y la perspectiva de cliente, por perspectiva de usuario. Según esto, en la tabla 3 presentamos una serie de objetivos de TI, como ejemplo de un posible Cuadro de Mandos para cubrir la estrategia de negocio anterior.

Perspectiva Objetivo de TI
Contribución corporativa Establecer claramente el impacto en el negocio de los riesgos en los recursos y objetivos de la TI
Usuario Asegurar que la información crítica y confidencial está protegida frente a accesos no autorizados
Organización interna Asegurar que las transacciones de negocio automatizadas y el intercambio de información es seguro
Orientación a futuro Asegurar la comprensión de la estrategia y políticas de TI

Tabla 3: Objetivos de TI aplicados a las perspectivas de un Cuadro de Mandos

Esto es sólo un primer ejercicio de Gobierno de la TI, que debe ser completando con un adecuado mapa estratégico y un sistema de métricas que ofrezca luz sobre el rendimiento de los objetivos definidos.

No obstante, nos sirve para ver en qué medida las herramientas de Gobierno de la TI pueden contribuir a que éstas sigan ofreciendo valor al negocio. El 10 de marzo de 1876 Graham Bell transmitió la primera frase inteligible por su precario teléfono a su ayudante Watson, quien se encontraba un piso más abajo: “Sr. Watson, venga aquí, le necesito”.  La idea es que el sector financiero diga tan proverbial frase, cambiando “Sr. Watson” por “TI”.

Referencias

[1]   Mulder, M.Banking & Finance. Dossier. Quint Wellington Redwood, 2006.

[2]   Fundación Telefónica y Ariel. La Sociedad de la Información en España 2007. Diciembre, 2007.

[3]   Sheleifer, T. y Vishny, W. A survey on Corporate Governance. The Journal of Finance, 52(2), 1997.

[4]   Peterson, R. Information strategies and tactics for Information Technology governance, en W. Van Grembergen (Ed.), Strategies for Information Technology Governance. Hershey, PA: Idea Group Publishing, 2003.

[5]   Kaplan, R. y Norton, D.  Balanced Scorecard: Translating Strategy into Action. Boston: Harvard Business School Press, 1996.

[6]   Van Grembergen, W. Structures, processes and relational mechanisms for Information Technology Governance: Theories and practices en Strategies for Information technologies governance. Hershey: Idea Group Publishing, 2003.

Publicado en A+ Auditoría y Seguridad, No. 29, febrero, pp.146-147, con el título «IT Governance en el sector financiero»

 

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