Renacimiento Digital

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Renacimiento Digital

Si queremos ver un “selfie” de Rafael, el famoso pintor renacentista, podemos ir a los actuales Museos Vaticanos, y deleitarnos con la pintura al fresco “La Escuela de Atenas”. En la esquina derecha asoma una cabeza, rodeada de famosos filósofos, con la cara del pintor; lo asombroso es que no aparece con los labios en morritos, ni con los dedos en “v”, y en la escena todos aparecen con caras serenas, no histriónicas. Será por ello que se dice que es un autorretrato, en lugar de un “selfie”, y un cuadro, en lugar de un Instragam.

Rafael pintó “La Escuela de Atenas” entre 1510 y 1511 con el propósito de representar a los filósofos, matemáticos y científicos clásicos más relevantes. Es una imagen representativa del Renacimiento, pues la escena se centra en el hombre y en el pensamiento. En particular, en un modelo inspirador de ser humano y un tipo específico de pensamiento. ¿Qué ser humano y ejemplo de pensamiento vemos hoy en día en las fotos de Instagram?

Escuela de Atenas RafaelFragmento de La Escuela de Atenas (Rafael, 1510-1511). Museos Vaticanos.

HOY EL SER HUMANO NO OCUPA EL CENTRO

Hoy hablamos de la importancia del hombre, de la persona o del ser humano. Sin embargo cuando hablamos de internet o de las nuevas tecnologías sólo aparece la palabra cliente o usuario. Hablar del cliente es pensar en los ingresos que obtendremos por el pago de unos servicios. Hablar del usuario es pensar en los ingresos que obtendremos por sus datos de actividad.

El Renacimiento supuso una verdadera revolución cultural porque puso al hombre en el centro. Por ello verdaderamente transformó el mundo y le hizo crecer y salir de los esquemas mentales de la época medieval. En la Transformación Digital no vivimos en un mundo de personas; vivimos en un mundo de clientes y usuarios. Si queremos que la transformación digital sea una verdadera transformación de la sociedad, como lo fue el Renacimiento, debemos pasar de la visión de clientes y usuarios a verdaderamente pensar en las personas.

El Renacimiento supuso una verdadera revolución cultural
porque puso al hombre en el centro.

Tenemos la vana ilusión de creer que el hombre está en el centro de la Transformación Digital porque diseñamos dispositivos para aumentar nuestras capacidades (realidad aumentada, wereables); o porque buscamos cómo dar a las máquinas capacidades humanas. No obstante hacer que una máquina muestre emociones humanas es más que conseguir que simule tristeza arqueando la boca hacia abajo y abatiendo la cabeza. Todavía están lejos de crear y entender todo lo que transmite el famoso cuadro de Munch, “El grito”.

el_grito_munch El grito (Munch, 1893). Galería Nacional de Oslo.

 ¿DÓNDE ESTÁ LA VISIÓN DE CONVERTIR AL SER HUMANO EN HUMANO?

Si queremos hablar de una verdadera transformación digital, de un hecho digital que nos transforme, deberíamos pensar en aquella transformación que verdaderamente ponga al ser humano en el centro, como ocurrió en el Renacimiento.
Aquella transformación que haga al ser humano más humano, esto es: más amable, más alegre y más creativo.

Más amables, en el sentido propio de la palabra de poder y querer ser amados por otros. Más alegres, como el placer de existir más y mejor. Como una expansión de nuestra capacidad de hacer. La felicidad colma un deseo y sólo dura el clic de un ratón; la alegría ensancha el alma y es más permanente. Más artistas, para crear con la marca de una personalidad y un talento, transmitiendo conocimiento y verdad.

Si una aplicación de móvil, una red social, un weareable, o un robot no nos hace más amables, más alegres o más artistas, tan solo estamos pasando el tiempo. Y de pasar el tiempo a perderlo sólo hay un paso.

DE LA TECNOLOGÍA VIRTUAL A LA VIRTUD EN LA TECNOLOGÍA.

Todo está en la naturaleza humana. Por ello nuestra verdadera revolución digital debe ser cómo la tecnología nos puede ayudar a sacar lo mejor de nuestra naturaleza humana. Debemos tener la exigencia de buscar la virtud en la tecnología. Reflexionar sobre esa imagen exigente de lo que queremos ser (no tanto de lo que queremos tener) y ver cómo la tecnología nos ayuda a conseguirlo.

Nuestra verdadera revolución digital debe ser cómo la tecnología
nos puede ayudar a sacar lo mejor de nuestra naturaleza humana

Para ello apelo al verdadero usuario 2.0. A ese usuario de cierta rebeldía, que aporta, difunde, comparte y colabora para crear una red de conocimiento y experiencias; que selecciona activamente sus contenidos; opina directamente y en directo; no se deja llevar por la publicidad, sino por la experiencia de otras personas. Si de verdad anida en él una rebeldía y es un hombre y mujer de acción, apelo a que deje ser simple cliente o usuario y se convierta en una especie de humano tecnoconsciente; a que demande ese tipo de tecnología que nos hace más humanos: más amables, más alegres, más creativos.

Quizá esta exigencia obligue a cambiar los actuales modelos de negocio de la Transformación Digital. Sabemos que las aplicaciones son en su mayoría gratis, pero quizá no pensemos en el precio que pagamos por ellas: ser cada vez menos humanos.

Dalí pintó “Muchacha en la ventana”, donde una joven no solo ve a través de una ventana, sino que mira esa realidad que quiere alcanzar. Cuando abramos una ventana en nuestra tableta propongo que miremos con la exigencia de aspirar a un Renacimiento Digital.

 

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