Una IA ética y rentable en la economía pos-viral
Una IA ética y rentable en la economía pos-viral
Una IA ética y eficiente, que nos ayude a un crecimiento sostenible
No pensemos en ‘volver’ a una normalidad, ni siquiera a una ‘nueva normalidad’. Pensemos mejor que ‘avanzamos’ hacia una nueva sociedad con una nueva economía. ¿Cómo serán esta nueva sociedad y nueva economía? Apenas puedo vislumbrarlo, pero no muy diferentes, si todo lo que hacemos es lavarnos las manos, y no cambiamos nuestra forma de pensar.
De momento, en ese camino hacia una nueva economía, nos preocupa el siguiente paso. Este virus coronado ha mandado nuestro PIB a la UCI, la actividad económica permanece en cama, las empresas ven reducidas sus expectativas de facturación y nosotros nos tenemos que hablar a dos metros de distancia. Como solución tenemos de nuevo a la tecnología y las grandes corporaciones anuncian inversiones millonarias en digitalizar su actividad para los próximos años.
¿Qué tipo de digitalización? Principalmente encaminada a dos objetivos: mejorar la eficiencia, para reducir costes y mantener un cierto beneficio; y permitir la interacción a distancia con los clientes. Para ello la inteligencia artificial (IA) y la robótica se presentan como dos poderosas aliadas.
Es posible aunar IA con eficiencia y ética. No tenemos que elegir entre uno u otro. Es factible aplicar la ética en la IA para conseguir resultados eficientes y sostenibles
Es posible aunar IA con eficiencia y ética. No tenemos que elegir entre uno u otro
La IA se está viendo como una potente herramienta para mejorar la eficiencia en distintos ámbitos y funciones de una organización. Desde aplicaciones de productividad personal que realizan actividades como leer correos en voz alta o agendar reuniones, hasta sistemas inteligentes para funciones específicas como la reducción de costes de energía, la eficiencia en procesos de reclutamiento, la automatización de tareas de contabilidad (junto con RPA) o la mejora de las operaciones de TI (IAOps).
La IA puede ser nuestro respirador artificial en los próximos años, pero sí solo pensamos en su aplicación con ánimo de eficiencia, seguiremos pensando como antes y será, como dije, nada más que lavarse las manos. Volveremos a la vieja normalidad, si bien, con las manos limpias. ¿Dónde quedarán las cuestiones éticas de la IA? ¿Las abandonaremos en favor de una eficiencia para la salud?
Se puede pensar que ahora no es tiempo de cuestiones éticas; que la ética es para tiempos de bonanza, cuando hay dinero para ‘otras cosas’. Quizá no sea así si nos fijamos en los llamados índices MSCI ESG Leaders (Environmental, Social and Governance). Esta nueva peste universal ha supuesto pérdidas en las bolsas de todo el mundo, si bien los índices MSCI ESG Leaders han resistido mejor a la crisis que sus homólogos principales en la mayoría de las geografías.
Por consiguiente, si la IA es una poderosa herramienta para ayudarnos a salir de la crisis y hacerlo éticamente permite un crecimiento más sostenible, ¿cómo logramos esto? Usando la ética aplicada.
Pensemos, por ejemplo, en un chatbot como sistema inteligente que sirve de complemento a un centro de atención al usuario. Las acciones para una ética aplicada son las siguientes:
- Determinar el fin específico por el que cobra sentido el sistema inteligente (chatbot). En este caso, conocer mejor al cliente para ayudarle mejor.
- Esclarecer los medios que usa el chatbot para conseguir tales fines. Todas las personas relacionadas con el chatbot deben entender cómo éste analiza la información y toma sus propias decisiones.
- Indagar qué valores debemos incorporar para alcanzar dicho fin. Este paso requiere debate. Como punto de partida podemos tomar los valores propuestos por la bioética: autonomía, beneficencia y justicia.
- Dejar que los afectados (organizaciones y usuarios), con la información adecuada (todo lo anterior), ponderen las consecuencias y puedan tomar decisiones. Para ello se pueden usar marcos prácticos como las Directrices para una IA Confiable de la Comisión Europea.
Es posible aunar IA con eficiencia y ética. No tenemos que elegir entre uno u otro. Es factible aplicar la ética en la IA para conseguir resultados eficientes y sostenibles. Esto nos puede llevar efectivamente hacia una nueva sociedad y una nueva economía, y no solo ‘lavarnos las manos’.
Ya sabemos que esta expresión nace de la escena en la que Pilatos evita la responsabilidad de sus actos. Significa ‘aquí está el hombre’, refiriéndose a un Jesús lacerado. La frase sigue vigente. Podemos lavarnos las manos en cuestiones éticas de la IA, pero sigue el ‘ecce homo’, es decir, nosotros.
Publicado en Expansión